Con motivo de la celebración de la Solemnidad de San Ignacio, Mons. Munilla ha presidido el 1 de agosto la tradicional Eucaristía a la que acuden las autoridades guipuzcoanas y numerosos fieles. Tomando pie de la biografía del Patrono de Gipuzkoa, el Obispo de Donostia ha reflexionado sobre el significado actual de la conversión
La comprensión del
concepto de conversión requiere que el hombre moderno sepa ver su libertad como
una participación de la libertad de Dios; de manera que la obediencia a la
voluntad de Dios no se perciba como una merma de su libertad, o como una
despersonalización, sino como la plenitud de la madurez humana.
Ignacio, el converso
Ignazio,
bihotz-berritu zena
(Loiola, 2018ko
abuztuaren 1)
Jesuiten elkarte maitea, apaiz
elkarmeza-emaileok, San Ignazioren zaleok; agur berezia gaur gurekin egon nahi
izan duzuen herri agintarioi. Bienvenidos cuantos os habéis acercado a celebrar
la fiesta de nuestro Santo Patrono, San Ignacio.
Loiolako San Ignazioren festaburua ospatzen
ari gera bere jaiotetxean. Berriki egina dugu gure Elizbarrutiko hainbat
gazterekin erromesaldi bat Erromara eta san Ignaziok bere bizitzaren azken
urteak igaro zitueneko gelak (camareta
deituak) bisitatu genituen. Pozik eta hunkidura handiz ospatu genuen Meza
Santua Erromako IESU elizan, gure zaindariaren hilobi-ondoan.
Recuerdo hoy en esta casa
donde nació Iñigo, la peregrinación con jóvenes de la Diócesis que acabamos de
realizar a Roma, en la que visitamos y celebramos la Eucaristía ante su tumba. El
salto de Loyola a Roma puede parecer muy grande; pero en realidad, solo se
entiende desde lo acontecido en la habitación de la Casa Torre de Loyola, en la
que Iñigo estuvo convaleciente tras ser herido en Pamplona. Me refiero al
episodio de su conversión. “Aquí se
entregó a Dios Iñigo de Loyola”, podemos leer en una de las vigas de esa
habitación, transformada hoy en la que conocemos como “Capilla de la conversión”.
Desgraciadamente, esta Capilla
de la Conversión de Loyola es desconocida para muchos de los que viven
geográficamente cerca de ella. Impresiona comprobar la cantidad de peregrinos
que llegan hasta aquí, incluso desde el continente asiático; mientras que para
nuestra cultura secularizada, resulta cada vez más extraño el concepto de
conversión, al que se mira con incomprensión y con desconfianza… La cultura
dominante parece valorar la espiritualidad como una mera búsqueda de relajación
o de paz interior, pero sin un encuentro personal con Dios, y sin que implique
una transformación de nuestra vida.
Sí, vivimos en un
contexto en el que se difunden falsas espiritualidades, bajo el signo de la
llamada Nueva Era. En poco tiempo hemos pasado del “Cristo sí, Iglesia no”, de
los años 70, a la “espiritualidad sí, religión no”, del momento presente. La
espiritualidad es reducida a una autoayuda, a un producto de consumo; olvidando
que el acontecimiento central que da razón de ser al cristianismo, es la iniciativa
divina. En la Encarnación y la Redención, el mismo Dios sale al encuentro del
hombre perdido, y busca su conversión…
Nuestro Santo Patrono,
fue un converso; un alcanzado por Jesucristo, a quien abrió plenamente su
corazón. Ojalá la celebración de su fiesta nos familiarice con la llamada a la
conversión; clave en la vida de todo cristiano.
Bihotz-berritzea, Kristogana itzultzea,
izan zen san Ignazioren bizitzako gertakari oinarrizkoena. Hala begiratzen
diogu gaur. Alderdi hori azpimarratu nahi dugu. Bere bihotz-berritzea
kontenplatuz, geurearen beharraz jabetzeko; geu ere bidean jartzeko.
Podríamos decir que Dios
se hizo el encontradizo con Ignacio por el camino de la introspección; entendiendo
de forma adecuada esto último. El aforismo griego que dice “conócete a ti
mismo”, es tan interesante como insuficiente, porque el problema estriba
precisamente en el cómo hacerlo. Iñigo de Loyola se acercó al conocimiento de
sí mismo, partiendo de la vida de Cristo y de la vida de los santos. Es decir, llevó
a la práctica la máxima de San Hipólito: “Conócete
a ti mismo mediante el conocimiento de Dios, que te ha creado".
De esta manera, Iñigo
reflexiona sobre lo que acontece en su mundo interior; agitado, convulso, lleno
de contradicciones… Pero lo hace desde los ojos de Jesucristo y bajo el influjo
de su gracia, de manera que empieza a operarse poco a poco su conversión;
pasando de lo erróneo a lo auténtico, del pecado a la gracia, de lo mundano a
lo divino… La conversión supone poner todas sus fuerzas y capacidades al
servicio de un Dios que es verdad, bondad y belleza suprema.
La comprensión del
concepto de conversión requiere que el hombre moderno sepa ver su libertad como
una participación de la libertad de Dios; de manera que la obediencia a la
voluntad de Dios no se perciba como una merma de su libertad, o como una
despersonalización, sino como la plenitud de la madurez humana. Lo cierto es
que…. la mentalidad mundana promete libertad mientras nos esclaviza; mientras que
Jesucristo nos pide que abracemos su voluntad, al tiempo que nos libera de
tantas esclavitudes.
En la conversión se
produce una especie de giro copernicano, en el que dejamos de mirar solo por
nuestros propios intereses, para buscar en todo la Gloria de Dios. En palabras
del Papa Francisco: “La conversión apunta
a estar disponible para los demás”. El lema ignaciano no deja lugar a
dudas: “En todo amar y servir”.
Bai, senideok, geure askatasunaren oinarria
Jainkoaren deia entzun eta Haren asmoa egitea dela konturatu behar dugu. Eta
besteekiko zerbitzuak geure nortasuna sendotzen duela onartu. Munduko ustezko
askatasunak lotzen gaituen bitartean, Jainkoarekiko loturak aske egiten gaitu.
Permitidme, queridos
hermanos, que este año haga una mención especial a una figura de cuya muerte se
cumplen, en esta fiesta de San Ignacio, los 25 años. Me estoy refiriendo al Rey
Balduino de Bélgica, fallecido a los 63 años de edad. el 31 de julio de 1993.
La oportunidad de esta mención no nace tanto de sus vínculos con nuestra
tierra, en la que se sintió tan a gusto, junto a su esposa Fabiola; cuanto de
la necesidad de presentar referentes para la vida pública.
El Rey Balduino fue
“pastor de su pueblo”, privilegiando a los humildes, pobres y marginados. No
fue solamente un rey según el corazón de los hombres; sino, sobre todo, fue un
rey según el corazón de Dios. Su testimonio, al anteponer la fidelidad a la
conciencia frente a la vorágine del poder, es un referente valiosísimo para
nuestros días.
La explicación de su vida
austera, sacrificada y humilde, su acompañamiento a los enfermos, su atención a
las personas solitarias, sin olvidar el testimonio de su vida matrimonial tan
ejemplar como atrayente, solo podían explicarse desde su fidelidad a unos
principios superiores. Fue dueño de su voluntad porque fue esclavo de su
conciencia. Pudo servir a todos sus súbditos, porque fue primero servidor de
Dios. Manifestó con su vida lo que expresa la conocida sentencia de San
Agustín: “La verdadera conciencia no emite sus juicios apoyada en las
costumbres de la mayoría, sino en la ley del Dios omnipotente”. El secreto del
Rey Balduino fue su profunda vida de fe y su anhelo de eternidad.
Su figura, se une a la de
los padres fundadores de la Unión Europea (tales como Adenauer, Schuman, o
Gasperi), que se caracterizaron por sus profundas raíces cristianas. Sería
importante conocer su vida y su legado, para que Europa no termine por
convertirse en un cuerpo sin alma.
Guk ere Jainkoaren nahia egitea ardatz
harturik eta Jainkoaren aintzarako elkarren zerbitzuan jarririk egiazko
bihotz-berritzea iritsi dezagula. San Ignazioren jai honek santutasun-gogo
horretan hazten lagun diezagula eta bihotz-berritzeko erabaki sendoan suspertu.
Informó: Rafael Hernández Urigüen.
Textos e imágenes facilitados por la Delegación de MCS
Textos e imágenes facilitados por la Delegación de MCS
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