Vista parcial de la nave del Santuario de Arantzazu
Fachada del Seminario de Vitoria Gasteiz
CENTENARIO
DE LA VIRGEN DE ARANTZAZU COMO PATRONA DE GIPUZKOA
Con motivo de la celebración
de la Fiesta de la Virgen de Arántzazu,
Mons. Munilla ha presidido la Eucaristía en el santuario franciscano
pronunciando la homilía que explica el sentido de un patronazgo para la Iglesia
Ehun urte
bere zaindaritzapean / Cien años bajo su patronazgo
Frantziskotar anaia maiteok, senide
maite-maiteok. Ospakizun honetan parte hartu nahi izan duzuen herri agintariok,
agur!
Arantzazuko Ama Gipuzkoako zaindari izendatu
zuteneko ehungarren urteurrena, lehenengo mendeurrena ospatzen dugu aurten,
esker onez. Santutegiko orduko goardiano zen Elias Martinez de Zuazoren
ahalegina eta beste hainbaten laguntza ezinbestekoak gertatu ziren horretarako:
gipuzkoar guztiok Arantzazuko Amaren begiradaren pean jartzeko. Martinez de
Zuazo, apal eta isil hainbat lan egin ondoren, Erromatik aldeko erantzuna jaso
aurretik hil zen gainera.
Recordamos el centenario de
la proclamación de la Virgen de Arantzazu como patrona de Gipuzkoa. Oficialmente,
el primer paso lo dio el Ayuntamiento oñatiarra el 20 de abril de 1912, al
solicitar a la Diputación el inicio de las gestiones para obtener de Roma la
declaración de la Virgen de Oñate como patrona de Gipuzkoa. Esta solicitud fue
suscrita por todos los miembros del Ayuntamiento de Oñati, y consiguió el apoyo
de 84 de los 90 consistorios del resto de Gipuzkoa. Finalmente, en 1918 el Papa
Benedicto XV dio el visto bueno a la petición. Tras ratificarse la declaración
de la Virgen de Arantzazu como patrona, en el pleno del Ayuntamiento de Oñati
en marzo de ese mismo año, se tomó la decisión de que la fiesta se celebrase
anualmente el 9 de septiembre. Por lo tanto, hoy no solo conmemoramos el
centenario de la declaración de la Virgen de Arantzazu como nuestra patrona,
sino que también se cumplen 100 años de la celebración ininterrumpida de la
festividad de la Virgen de Arantzazu en el 9 de septiembre; al día siguiente de
la fiesta de la Natividad de María –el 8 de septiembre—, en la que un gran
número de poblaciones guipuzcoanas festejan a la Virgen en sus advocaciones
locales. Así que hoy, 9 de septiembre, nos unimos todos para celebrar
conjuntamente a la patrona de todos los guipuzcoanos, nuestra Madre, bajo la
advocación de la Virgen de Arantzazu.
¿Qué significa que la
Virgen de Arantzazu sea nuestra patrona? Conocer la etimología de las palabras,
ayuda a entender la realidad. “Patrono” viene de “padre”. Si consultamos en el
diccionario, descubriremos que el significado de este término hace referencia a
la “paternidad”. Se dice “patrono”, del defensor o bienhechor; amo o ama; santo
o santa elegido como protector de un pueblo o institución.
En otras palabras, el
concepto de “patrono” está relacionado, en última instancia, con la
“paternidad” divina, de la cual el “patrono” no es sino un reflejo… Dios es
nuestro Padre, que cuida amorosamente de cada uno de nosotros, además de que
acompaña y conduce los destinos de nuestro pueblo… Afirmar que tenemos
“patrono” o “patrona”, es tanto como reconocer que no deambulamos como “ovejas
sin pastor”, que contamos con su
protección; que acogemos de forma agradecida un principio de autoridad moral
sobre nuestras vidas; que hemos descubierto un modelo del que sentirnos
orgullosos y al que imitar.
Jainkoaren Aitatasuna eta babesa ezinbesteko
izanik ere beste hau ere esan genezake: “amarik gabe, ai ama!”. Gurasoen oreka
eta aginpideak gure familietako heziketan zenbaterainoko garrantzia duen!
Gurasoek bere aginpide hori erabiltzen ez dutenean, dena hankaz gora gertatzen
da “senide arteko anarkia” baino gehiago batzuen despotismoa gertatuz. Gurasoen
aginpide morala falta denean, haren tokia ez du hartzen askatasunak, harremanen
desorekak eta batzuen inposaketak baizik. Aginpide hori desagerrarazteak
askatasun arduratsua, heziketa eta elkarbizitza suntsitzea dakar.
De la misma manera que en
la familia es indispensable la autoridad moral de los padres, así en para la fe
necesitamos también a la Madre que Jesús nos dio. Nuestra invocación al
patrocinio de la Virgen de Arantzazu, lejos de restarnos libertad o autonomía,
pone las bases a nuestro equilibrio personal, familiar y social. La referencia
de una madre común está llamada a traducirse en la construcción de más puentes
y menos muros entre nosotros.
Pero la referencia al
patrono o a la patrona, no es solo un reconocimiento de una autoridad moral o
espiritual que hemos de respetar y de la que debemos aprender, sino que también
se refiere a los cuidados que recibimos de él o de ella. Y esto nos lleva a
reflexionar sobre el cometido tan especial que Dios le ha encomendado a la
Virgen María, como abogada, intercesora y protectora de cada uno de nosotros,
en particular, y de nuestro pueblo en su conjunto.
Amaren laguntzaz hau esan zuen Vatikanoko II.
Kontzilioak: “Bere era askotako eskariz betiko salbamen-dohainak guretzat eskuratuz
jarraitzen du… Hori dela-eta deizten zaio Elizan Birjina Dohatsu, Abokatu,
Laguntzaile, Esku-emaile, Bitarteko. Hau, hala ere, Kristo Bitarteko bakarraren
duintasun eta eraginari ezer kentzen eta ezer gehitzen ez dion moduan ulertu
behar da” (L.G. 62).
Garrantzitsua da hau ulertzea, Maria ez da
jainkosa, baina Jainkoak nahi izan du Mariak gizaki izanik ere gurekin harreman
berezia izatea. Gure ama eta senide izatea. Gure laguntza izatea.
Esta importante lo que dice
el Concilio sobre María. La mediación de María no resta ni añade nada a la de
Cristo, sino que la visualiza y la hace más accesible para nosotros. Es obvio
que María es una creatura humana como nosotros, aunque fuese concebida sin
pecado original. No es de condición divina, y por lo tanto no es todopoderosa
ni omnipresente como lo es su Hijo Jesús. Pero Dios ha querido que Ella
mantenga una relación muy especial con cada uno de nosotros, mientras que
caminamos por las sendas de lo temporal y pasajero. Ella es madre-hermana que
comparte nuestras dificultades como creyentes y experimenta la “fatiga del
espíritu” así como nuestras noches oscuras.
En esta línea, la
Mariología católica, sintonizando con la fe del pueblo fiel, atribuye a la Virgen
María el título de Medianera Universal de todas las gracias. Con ello
entendemos que la actuación de la Madre en favor nuestro no se reduce a
auxiliarnos en los peligros, sino que abarca todos los aspectos positivos de
nuestra vida espiritual. Ella ejerce su cuidado maternal de custodia de la
vida, y de educadora y estimulo en los progresos, con la comprensión, el
cariño, la paciencia y la animación propias de una madre.
Hau guztia eta askoz gehiago biltzen du berekin
Arantzazuko Ama zaindari aitortzeak. Horrexegatik jarrera onak eragin behar
ditu gugan: maitasunez beteriko konfiantza, bere ama-babesa egiazko denaren
uste sendoa eta gureganako duen arretaren ziurtasuna.
Queridos hermanos,
iniciamos el curso pastoral teniendo ante nosotros la proximidad de la
celebración del próximo Sínodo, bajo el lema “Los jóvenes, la fe y el
discernimiento vocacional” que se desarrollará en Roma del 3 al 28 de octubre.
La Iglesia está pasando por una fuerte prueba de purificación interna, y
cuantos formamos esta gran familia, tenemos la plena confianza en que saldremos
renovados y autentificados. Creemos plenamente en las palabras de Cristo: “La
verdad os hará libres”. Ahora bien, una parte importante de la sanación de la
Iglesia radica en centrarse en un reto fundamental: la transmisión de la fe a
las nuevas generaciones. Creemos firmemente que el Evangelio de Cristo es el
mayor tesoro que los jóvenes de nuestro tiempo pueden recibir. Por ello, os
invito a todos a estar atentos a las aportaciones que se desprendan de la
celebración del próximo Sínodo, y especialmente, a acoger la exhortación
apostólica que previsiblemente será publicada tras su conclusión. Este hito
marcará el curso pastoral 2018-2019 que nos disponemos a iniciar.
Eskerrak bihotzez, Arantzazuko Ama, zure
zaindaritzagatik eta ama-babesagatik. Zure eskuetan jartzen ditugu gure
familiak eta gure gazteak, baita laster Erroman izango den Sinodoa eta gure
Elizbarrutiak hasten duen urte pastorala ere. Otoitz gure alde!
EL
OBISPO DE VITORIA-GASTEIZ ANUNCIA LA CONCESIÓN DE UN AÑO JUBILAR MARIANO
EN EL 50 ANIVERSARIO DE LA CONSAGRACIÓN DE LA CATEDRAL MARÍA INMACULADA. EL
SEMINARI DIOCESANO PASA DE UN
SEMINARISTA A SEIS NUEVOS CON EL
COMIENZO DE CURSO
Según señala la Delegación de Medios de la Diócesis en una nota:
Se celebrará entre el 8 de diciembre de 2018 y
el 8 de diciembre de 2019
En su carta de
inicio de curso “El Seminario de Vitoria y las vocaciones sacerdotales” ha
anunciado, además, la entrada de seis nuevos seminaristas en el Seminario
Diocesano.
Vitoria Gasteiz, 30 de agosto de 2018. - “La Penitenciaría Apostólica de Su
Santidad acaba de conceder a nuestra Diócesis de Vitoria un Año Jubilar Mariano
con motivo de los 50 años de la Consagración de la Catedral Nueva de María
Inmaculada, Madre de la Iglesia. Se celebrará entre el 8 de diciembre de 2019 y
el 8 de diciembre de 2019”, así lo ha anunciado Monseñor Juan Carlos Elizalde,
en la Carta que ha escrito a toda la comunidad diocesana en el inicio de curso,
titulada “El Seminario y las Vocaciones Sacerdotales”.
En la misma carta anuncia, además, la entrada de seis nuevos seminaristas en el
Seminario Diocesano, que se unen al que ya lleva dos años. “De los siete
candidatos que forman el Seminario, cuatro son alaveses, dos murcianos y uno
vizcaíno. Uno es seminarista de nuestra diócesis desde hace dos años. Otro
seguirá siendo seminarista de Bilbao aunque su obispo nos ha pedido que pueda
hacer este curso de discernimiento en nuestro Seminario. Cuatro tienen estudios
avanzados de Teología, uno está en sus comienzos y dos se estrenan. Tan sólo
uno tiene menos de 20 años. Los otros seis andan uno en la década de los 20,
dos en la década de los 30 y tres en la de los 40”, explica Don Juan Carlos.
Se ha constituido, además el nuevo Equipo del Seminario, compuesto por:
·
D. Alfredo Arnáiz Rodríguez en calidad de Rector.
Sacerdote diocesano, formado teológica y litúrgicamente en la Facultad de
Vitoria y en la Universidad Anselmiana de Roma, que seguirá siendo Vicario
Episcopal de Vida Consagrada, Sacerdotal y Vocacional en la Diócesis.
·
Saturnino Gamarra-Mayor Ibáñez de Zuazo , sacerdote
diocesano, con extensa y valiosa experiencia,
en calidad de Director Espiritual.
·
Juan José Infantes Barroso en calidad de Formador.
Sacerdote de la Archidiócesis de Madrid con amplia experiencia como formador y
director espiritual de los seminaristas.
AÑO JUBILAR MARIANO
Un Año Santo es un momento
de gracia, un tiempo en que la Iglesia concede especiales gracias espirituales
con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia. Los años santos o
jubilares ordinarios y universales tienen lugar cada 25 años, en los que se
celebra el aniversario del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia también puede
declarar otros años jubilares o santos con carácter extraordinario, tanto de
carácter universal – como lo fue el Año de la Misericordia 2015/2016 – como de
carácter particular como es el caso de los
50 años de la Catedral María Inmaculada, Madre de la Iglesia, en nuestra
diócesis de Vitoria.
Monseñor Don José Cadena y
Eleta, fue el precursor de esta Catedral. En 1906 se celebró un concurso entre
arquitectos en el que resultó premiado el proyecto de los arquitectos Javier
Luque y Julián de Apraiz, a quienes se encomendó la dirección de las obras. La
primera piedra de la que es conocida como Catedral Nueva fue colocada el 4 de
agosto de 1907. Los trabajos prosiguieron entre 1907 y 1914. Con el traslado de
Monseñor Cadena y Eleta a la Archidiócesis de Burgos se suspendieron las obras, que permanecieron
paralizadas durante 32 años.
En 1946 el Obispo de
Vitoria, Monseñor Carmelo Ballester
decidió reanudarlas. La Catedral María Inmaculada fue consagrada el 24 de
septiembre de 1969 por el Cardenal Angelo Dell´Acqua, Vicario General de Su
Santidad, siendo obispo de Vitoria Monseñor Francisco Peralta.
Monseñor Cadena y Eleta,
iniciador de las obras, decidió erigir el templo, como consta en el acta de la
primera piedra en honor a María, en su advocación
de la Inmaculada Concepción. A raíz
del rito de la Consagración en 1969, se confirmó este nombre pero se añadió el de Madre de la Iglesia, en
recuerdo del deseo del Papa Pablo VI en el Discurso de Clausura de la tercera
sesión del Concilio Vaticano II en el que propuso a María como Madre de la
Iglesia.
El templo es de planta de cruz latina, sobre la que se levantan las
cinco naves. La altura de la nave central hasta la clave de sus bóvedas es de
35 metros; la de las naves laterales es de 17,5 metros. Su anchura interior es
de 47 metros y su longitud, siguiendo el eje central entre la parte interior
del muro de la entrada principal y el de la capilla del centro de la girola es
de 96 metros. Su superficie es de 5740 metros cuadrados. En la girola actualmente se ubica el Museo
Diocesano de Arte Sacro.
Rafael Hernández Urigüen. Imágenes y textos facilitados por las Delegaciones de MCS diocesanas