EL PULSO DE LA FE DE UNA DIÓCESIS SE MANIFIESTA EN SU ALEGRÍA POR UNA ORDENACIÓN SACERDOTAL
Con
la Catedral del Buen Pastor repleta de fieles y el presbiterio ocupado
totalmente por los sacerdotes concelebrantes, Mons. Munilla ha resaltado: Cuando
una diócesis celebra una ordenación sacerdotal, se pone de manifiesto de manera
muy visible cómo de viva es la fe de sus fieles. La alegría o la indiferencia
que suscita el que alguien entregue su vida a Jesucristo, resulta ser muy
significativa
A continuación se reproduce la homilía completa
VÍDEO COMPLETO Y FOTOGRAFÍAS:
https://youtu.be/wGWCV1B_g3o
https://www.flickr.com/photos/ 133958253@N05/albums/ 72157663447260048
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Ordenación sacerdotal – Rafael Olaizola
Queridos sacerdotes
concelebrantes, queridos seminaristas, queridos religiosos y consagrados,
queridos fieles todos, y muy querido Rafael:
Cuando
una diócesis celebra una ordenación sacerdotal, se pone de manifiesto de manera
muy visible cómo de viva es la fe de sus fieles. La alegría o la indiferencia
que suscita el que alguien entregue su vida a Jesucristo, resulta ser muy
significativa. Se trata de un buen test para medir nuestra esperanza en el
cumplimiento del mandato de Cristo de evangelizar el mundo, así como también es
un indicativo de nuestro amor a la Iglesia. El apoyo afectivo y efectivo al
ordenando, resultan ser un autorretrato de la comunidad eclesial.
Sí,
querido Rafa; eres consciente de la ilusión que tu ordenación sacerdotal ha
suscitado en muchos fieles, además de la admiración en otros, no creyentes, que
conocen la historia de tu vida, por cierto, nada fácil; y valoran enormemente
que hayas tenido el coraje de ponerte el mundo por montera, y darlo todo,
literalmente todo, para la gloria de Dios y el bien del prójimo. Cuando alguien
obra en su vida de la forma en que tú lo has hecho, no lo dudemos, crece la
esperanza.
Dicho
esto, no dejemos de considerar que esta ordenación sacerdotal no es solo la consecuencia
de una opción de vida, sino que es el fruto de una llamada personal e
intransferible dirigida por Jesucristo a Rafa. Si bien es cierto que la opción
de vida de un nuevo sacerdote resulta ser un interrogante para nuestra sociedad
secularizada; en realidad, esta ordenación sacerdotal es antes una respuesta
que un interrogante, ya que responde al querer de Dios. Y precisamente por esto
crece nuestra esperanza: porque si Jesús lo ha querido –y bien sabemos que
“Dios no da puntada sin hilo”—, confiamos en que serán muchos los bienes que se
desprendan de esta ordenación sacerdotal.
Ahora
bien, no olvidemos que un sacerdote no subsiste por sí mismo, sino en el seno
de una comunidad cristiana; en un entorno de fe que le sirve de soporte, al
tiempo que solicita de él su servicio…
La mayor ayuda que puede recibir un sacerdote en su ministerio, es la de
unos fieles que esperen de él la santidad; unos fieles que busquen en él al
hombre de Dios que les acompañe en el camino de seguimiento a Cristo… Y es que,
un sacerdote se conmueve y estremece, cuando comprueba que los fieles buscan
sinceramente de él la ayuda para la conversión.
Para
profundizar en la ordenación sacerdotal que nos disponemos a celebrar, me
quiero fijar brevemente en los dos gestos litúrgicos principales de la liturgia
de la ordenación sacerdotal: la Imposición de las manos sobre la cabeza, y la
Unción de las manos con el crisma.
1.-
Imposición de manos: La Imposición de manos sobre la cabeza del ordenando por
parte del obispo y del resto del presbiterio aquí presente, simboliza como una
“toma de posesión” de Cristo de las facultades y sentidos del ordenando. La
gracia del sacramento del orden sacerdotal configura la mente del ordenando con
la de Jesucristo; al igual que su visión de la vida, su forma de hablar,
incluso su mismo gusto personal… La Imposición de manos es un signo que subraya
que somos de Cristo, hasta el punto de actuar “in persona Christi”… Al mismo
tiempo, la Imposición de manos sobre la cabeza del ordenando pasa a ser también
un gesto de protección. Esas manos sobre su cabeza simbolizan el techo de la
Iglesia que le cubre y protege; son un recordatorio de que no estará solo, sino
que tendrá en todo momento junto a él la asistencia de la comunión de la
Iglesia. Cuando la Iglesia permanece fiel en la comunión de Cristo, resulta
invencible.
2.-
Unción de las manos: Y el segundo signo sacramental al que me refiero, es la
Unción de las manos con el crisma, que convierte las manos de Rafael en una
extensión de las de Cristo. Las manos del sacerdote están llamadas a sostener
entre sus dedos lo más sagrado, al tiempo que están llamadas a acariciar, sin
asco alguno, la miseria de la humanidad. No hay contradicción alguna entre
ambas cosas. La santidad y la miseria se “tocan” y se “funden” en las manos del
sacerdote. La santidad no es obstáculo para acercarse a la miseria del mundo,
sino al contrario, es la condición necesaria para ello. El mejor ejemplo de
ello es la Virgen, nuestra Madre. La Inmaculada, la limpia de toda mancha,
tiene mucha mayor capacidad de ser madre de los desheredados y de los pobres,
que la que hubiese podido tener siendo pecadora… Así han de ser las manos
ungidas del sacerdote, semejantes a las manos de María, tan limpias como
capaces de “tocar” las heridas del mundo.
Querido
Rafa, estos signos sacramentales –la Imposición de manos y la Unción de las
manos— encierran una auténtica catequesis de la naturaleza del ministerio
sacerdotal. Pero es indispensable que no nos quedemos en una elaborada teoría,
sino que hagamos vida lo expresado por la liturgia. Sigue siendo plenamente
válida la exhortación que escuchaste el día de tu diaconado: “Convierte en fe
viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva, enséñalo; y cumple aquello que
has enseñado”… Es necesario que no nos
refiramos a Dios como a un concepto teológico, sino que el sacerdocio esté
fundado en un tú a tú, en una relación personal con Jesucristo.
Recuerdo
la anécdota protagonizada por San Jose María Rubio, un jesuita que ejerció su
ministerio a comienzos del siglo XX en Madrid, quien mantuvo una relación
personal con Jesucristo tan vital y tan intensa, que en una ocasión cometió el
error de solicitar dos billetes al cobrador del tranvía, a pesar de que viaja
solo. La perplejidad de cobrador del tranvía debió de ser máxima, al entender
que el P. Rubio había solicitado el segundo billete para Jesús, su compañero de
camino… Ojalá tomemos todos plena consciencia de la presencia de Jesús junto a
nosotros, de una forma especial, en el ministerio sacerdotal.
Y
a ti, Virgen Madre Inmaculada, te encomendamos a nuestro Seminario, al tiempo
que te pedimos por todos los jóvenes llamados al sacerdocio, que tengan tu “sí”
como modelo de su respuesta. ¡Madre Inmaculada, ruega por
nosotros!
Apaiz Ordenazioa – Rafael Olaizola
Apaiz
elkarmeza-emaile adiskideok, apaizgai, erlijioso-erlijiosa eta sagaratu, eta
fededun maiteok, eta Rafael maite:
Elizbarruti
batek apaiz Ordenazioa ospatzen duenean, agerian jartzen da garbi-garbi
zenbatekoa den Eliza horretako fededunen sinesmenaren bizitasuna. Norbaitek
bere bizia Jesu Kristori eskaintzeak sortzen duen poztasuna edota
axolagabekeria, oso esanguratsua gertatzen da. Munduan Ebanjelioa zabaltzeko
Kristoren agindua nolako itxaropenez betetzen dugunaren neurria ematen digu,
eta Elizari diogun maitasuna adierazten du. Ordenatua izango denarenganako
maitasun-babesaren egiazkotasuna kristau-elkartearen argazkia bezala da.
Bai,
Rafa maitea; badakizu nolako poza sortu duen fededun askorengan zure apaiz
Ordenazioak; fedegabeak diren beste batzuek mirespenez hartu dute albistea, bai
baitakite batere erraza izan ez den zure bizitzako historia; horregatik,
izugarrizko balioa ematen diote erabaki hau hartzeko, esamesak alde batera
utzita, zuk izan duzun adoreari; zu zaren guzti-guztia eman nahi izan duzu,
Jainkoaren aintzarako eta lagun hurkoaren onerako. Norbaitek bere bizitzan zuk
egin duzun eran jokatzen duenean, ez izan inolako zalantzarik, hazi egiten da
itxaropena.
Hau
esanik, ez dugu ahaztu behar, apaiz Ordenazioa ez dela norberak egindako
bizi-aukera hutsa; norbaiti egindako dei pertsonala baita, berberak bete
beharrekoa, hau da, Jesu Kristok Rafari zuzenean egindako deiaren fruitua. Egia
da, apaiz izateko bizi-aukera galdekizun gertatzen dela gaurko gizarte
sekularizatu honetan; baina, apaiz Ordenazio hau lehenik eta behin erantzuna
da, galdekizun baino gehiago, Jainkoaren nahiari erantzuten baitio. Hain zuzen,
horregatik hazten da gure itxaropena: Jesusek hala nahi izan badu –Jainkoak ez
baitu alferrikako pausurik ematen–, konfiantza osoa dugu, alderdi on asko
izango duela apaiz Ordenazio honek.
Bestalde,
ez dugu ahaztu behar, apaiza ez dela bere ahalmen hutsez bizi,
kristau-elkartearen barruan baizik; elkarteko fede-ingurunea da apaizaren
eusgarria, nahiz eta aldi berean elkarte horrek apaizaren zerbitzua behar izan…
Apaizak bere ministerioa betetzekoan har dezakeen laguntzarik handiena, berari
santu izatea eskatzen dioten fededunek ematen diotena da; apaiza jainkozko
gizon izatea espero duten eta Kristorenganako jarraibidean laguntzaile izango
duten fededunek ematen diotena… Apaiza, izan ere, hunkitu egiten da ikustean,
bihotz-berritzeko laguntza dela fededunek beragandik benetan espero dutena.
Orain
ospatzera goazen apaiz Ordenazioaren esanahia sakontzeko, liturgiak garrantzia
ematen dien bi keinu aipatu nahi nituzke labur-labur: buru gainean eskuak
ezartzea eta krismaz eskuak gantzutzea edo igurtzitzea.
1.-
Eskuak buru gainean ezartzea: Gotzainak, eta gero hemen diren beste apaizek,
ordenazioa hartuko duenaren buru gainean eskuak ezartzea ekintza sinbolikoa da,
eta Kristo ordenatua izango denaren ahalmen eta zentzumenen “jabe egiten” dela
esan nahi du. Apaiz Ordenazioko sakramentuaren graziak Jesu Kristoren araberako
egiten ditu ordenatua izango denaren gogo-bihotzak; eta baita bizitzari buruzko
bere ikuspegia, beraren hitz egiteko era, eta bere nahi pertsonalak ere… Eskuak
ezartzeak gu Kristorenak garela azpimarratzen duen keinua da, eta guk egiten
duguna “in persona Christi” egiten dugula adierazten du… Aldi berean, Ordena
hartu behar duenari buru gainean eskuak ezartzea babesa ematea adierazten duen
keinua ere bada. Buru gainean eskuak jartzea berari aterpea eta babesa
eskaintzen dion Elizaren irudia da; ez dela bakarrik egongo gogoratzen du,
baizik eta berekin izango duela une guztietan Elizaren elkartasuna eta
laguntza. Kristorekiko elkartasunean leial eta zintzo irauten duenean,
garaitezina gertatzen da Eliza.
2.-
Krismaz eskuak gantzutzea (igurtzitzea): Hau da bigarren keinu sakramentala,
krismaz eskuak gantzutzea; keinu honek Kristoren eskuen luzapen bihurtzen ditu
Rafaelen eskuak. Apaizaren eskuek gauzarik sakratuenak erabili behar dituzte
bere behatz artean, eta esku horiek, aldi berean, gizadiko miseria laztandu
behar dute, inolako nazkarik gabe. Santutasuna eta miseria elkarren ondoan
egongo dira eta bat egingo dute apaizaren eskuetan. Santutasuna ez da eragozpen
munduko miseriara hurbiltzeko, alderantziz baizik, baldintza da, hori egin ahal
izateko. Horren adibiderik onena Ama Birjina da. Sortzez Garbiak, guztiz
orbangabea denak, ahalmen askoz handiagoa du behartsu eta miseria gorrian bizi
direnen ama izateko, bekatari izan balitz baino… Horrela izan behar dute
krismaz gantzututako apaizaren eskuek, Mariaren eskuen antzekoak, guztiz
garbiak munduko zauriak ukitu ahal izateko.
Rafa
adiskidea, bi keinu sakramental hauek –eskuak ezartzea, alegia, eta eskuak
krismaz gantzutzea– benetako katekesia dira apaizaren ministerioaren izaera
azaltzeko. Baina ez gaitezen ederki landutako teoria hutsean gelditu, baizik
eta bizi dezagun liturgiak adierazten duena. Izan kontuan, diakonogintzan entzun
zenuen hau: “Bizi ezazu sinesmenez, irakurtzen duzuna; irakatsi, sinesmenez
bizi duzuna; eta bete, irakasten duzuna”… Gure harremanetan Jainkoa ez dugu
teologiako kontzeptu bat balitz bezala hartu behar; apaizak aurrez aurre aritu
behar du eta harreman pertsonala izan behar du Jesu Kristorekin.
Gogoan
dut San Jose Maria Rubioren pasadizo bat; jesuita honek Madrilen, hogeigarren
mendearen hasieran, bete zuen apaiz-ministerioa; oso harreman pertsonal bizia
eta indartsua izan zuen Jesu Kristorekin, eta, behin batean, tranbiako
kobratzaileari bi txartel eskatu zizkion oharkabean, nahiz eta bera bakarra
izan txartela behar zuena. Guztiz txunditua gelditu izan behar zuen
kobratzaileak, konturatu zenean, Aita Rubiok betiko bere bidelagun zuen
Jesusentzat eskatu zuela bigarren tzartela… Jaunak eman diezagula denoi, Jesus
beti geure ondoan dugula oharturik bizitzea, eta hori bereziki
apaiz-ministerioa egitekoan gertatzen dela konturatzea.
Ama
Birjina Sortzez Garbia, zure eskuetan jartzen dugu geure Seminarioa; apaiz
izatera deituak diren gazte guztien alde eskatzen dizugu; eredu izan dezatela zure
“baietza” hauek beren erantzuna ematekoan. Ama guztiz Garbia, egiozu otoitz Jainkoari
gure alde!
Informó: Rafael
Hernández Urigüen. Textos e imágenes
facilitados por la Delegación de
MCS de la Diócesis
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