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Mons. Munilla con peregrinos universitarios a Arantzazu (Foto de Archivo) |
Con motivo de la Fiesta de Nuestra Señora de Arantzazu, Patrona de Gipuzkoa, Mons. Munilla ha pronunciado una homilía haciendo un llamamiento a revitalizar la esperanza impulsando la evangelización desde una Iglesia renovada y abierta a los problemas con visión universal: El verdadero cambio, tal y como Jesús anuncia en su Evangelio, tiene que ser también –y sobre todo— interior. Se trata de superar la indiferencia, la mediocridad, la desesperanza… y, sobre todo, se trata de abrirnos al milagro del amor.
Aránzazu 2017
Querida comunidad franciscana, queridos
fieles todos. Un saludo especial para las autoridades que habéis querido participar
en esta celebración:
Ayer, fiesta de la Natividad de la
Virgen María, celebrábamos en una buena parte de nuestros pueblos la advocación
mariana local: El Coro en Donostia, Guadalupe en Hondarribia, Izaskun en Tolosa,
Arrate en Eibar, etc. Siguiendo una hermosa tradición, al igual que el 1 de agosto nos reunimos en el Santuario de
Loyola, después de haber celebrado el día anterior a nuestro patrono en cada
una de nuestras parroquias; así también celebramos en Aránzazu el 9 de
septiembre –el día posterior a la Natividad de María— la advocación mariana de
la que es patrona de todos los guipuzcoanos: Nuestra Señora de Aránzazu.
Sabemos bien que “Virgen María” no hay
más que una: María de Nazaret, la Madre del Señor. La existencia de multitud de
advocaciones, no es sino una expresión de su empeño por corresponder a la
encomienda que Jesús le hizo en la cruz: “¡Ahí tienes a tu hijo!”; al mismo
tiempo que es también una expresión de nuestro amor hacia Ella, en
correspondencia a las palabras de Jesús al discípulo amado: “¡Ahí tienes a tu madre!”.
Ella, la madre de Jesús y madre nuestra,
Nuestra Señora de Aránzazu, acompaña la historia de nuestro pueblo, la historia
de nuestras familias, y nuestra historia personal, en el peregrinar hacia Dios.
Digamos que es la madrina de una “boda espiritual”: la unión entre Dios y el
hombre; entre Dios y la humanidad.
Durante el año 2017 estamos celebrando
el centenario de las apariciones de María en Fátima (Portugal) en 1917, en un
momento crítico de la historia en el que Europa estaba inmersa en la Gran
Guerra, y en el que se iniciaba la Revolución Rusa. Dios mediante, en las
próximas semanas realizaremos una peregrinación diocesana al Santuario de Nuestra
Señora de Fátima, con el deseo de tomar conciencia de su acción maternal en la
historia, y expresarle nuestra gratitud por su fidelidad en su compromiso
materno.
Por otro lado, iniciamos el Curso Pastoral 2017-2018, en el que,
entre otros aspectos, destacamos el objetivo de adaptarnos a un nuevo momento,
en el que tenemos el reto de simplificarnos, purificarnos, formarnos,
sacrificarnos, orar, discernir… y, en definitiva, convertirnos. La mejor manera
(en realidad, la única manera) de vivir el reto de la comunión y de la
evangelización, es nuestra conversión personal. No somos tan ingenuos como para
pensar que cambiando nuestras estructuras vayamos a ser capaces de renovar la
vida de la Iglesia. El verdadero cambio, tal y como Jesús anuncia en su
Evangelio, tiene que ser también –y sobre todo— interior. Se trata de superar la
indiferencia, la mediocridad, la desesperanza… y, sobre todo, se trata de abrirnos
al milagro del amor.
Lo anterior no obsta para que también abordemos las necesarias
adecuaciones estructurales y realicemos el discernimiento necesario sobre
nuestras orientaciones pastorales. Así, por ejemplo, en este curso nos
disponemos a: 1.- Reestructurar la Diócesis en 6 arciprestazgos (anteriormente
eran 13), con el objetivo de que esta simplificación nos haga más
efectivos. 2.- Constituir un nuevo
Consejo Pastoral Diocesano para el próximo quinquenio, con el deseo de impulsar
la participación de todos los miembros de nuestra Diócesis, poniendo los
diversos dones y carismas al servicio de todos. 3.- Elaborar un nuevo Marco
Pastoral Diocesano, que enriquezca el documento anterior de «Una Iglesia al
servicio del Evangelio», desde las intuiciones que el Papa Francisco nos
ofreció en «Evangelii Gaudium».
Pero la vida de la Diócesis tiene los
horizontes abiertos más allá de nuestras fronteras. De hecho, estamos viviendo
en estrecha comunión el viaje apostólico que el Papa está realizando a
Colombia. No cabe duda de que nos gustaría poder disfrutar de la presencia del Papa
en nuestra tierra, y que visitase Loyola u otros lugares emblemáticos de
nuestra geografía, como hizo en su día San Juan Pablo II. Pero, no solo
entendemos, sino que valoramos positivamente la opción realizada por el Papa
Francisco de priorizar lo que él designa como las “periferias”. La presencia
del Papa Francisco en Colombia es un respaldo al anhelo de paz que anida en el
corazón de todos los hombres de buena voluntad, además de un signo de
preocupación por el pueblo vecino venezolano que sufre por falta de libertad.
Sí, no lo dudemos, uno de los métodos
más eficaces para nuestro crecimiento espiritual es el de acercarnos con
prontitud a las periferias de la vida y del mundo, superando la tendencia a
empobrecernos, centrándonos en nuestras pequeñas burbujas. Se trata, como dice
el Papa Francisco, de “salir de la propia
comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del
Evangelio” (EG 20).
Mi última palabra es para invitaros a
ofrecer la eucaristía de hoy por la resolución de la situación existente en
este momento en Cataluña. Hago mías las palabras del Arzobispo Cardenal de
Barcelona, quien en su carta dominical de este fin de semana manifiesta: “Oremos también por las personas que tienen
la responsabilidad de la tarea pública, de la gestión del bien común y de la
convivencia social. La Iglesia quiere estar al servicio de este pueblo y ser,
dentro de éste, fermento de justicia, fraternidad y comunión. Desde el ámbito
de mi responsabilidad pastoral ante la comunidad católica y con el deseo de que
mi humilde palabra pueda llegar a toda la sociedad, animo a todos a avanzar por
el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto y de la no
confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad,
de justicia, de libertad y de paz. Que la sensatez y el deseo de ser justos y
fraternos nos guíe a todos.”
Que nuestra Señora de Aránzazu nos ayude
a nosotros y a nuestras familias, a mantenernos fieles en la fe, en la
esperanza y en la caridad.
Arantzazu 2017
Querida
comunidad franciscana, queridos fieles todos. Un saludo especial para las
autoridades que habéis querido participar en esta celebración:
Atzo,
Maria Birjinaren Jaiotza egunez, tokian-tokiko Amaren jaia ospatu zen herri
askotan: Koruko Ama Donostian, Guadalupe Hondarrbian, Izakun Tolosan, Arrate
Eibarren eta abar. Abuztuaren 1ean, bezperan parrokietan gure zaindaria ospatu
ondoren Loiolako Santutegian bildu ohi garen moduan, Arantzazun biltzen gara
Mariaren Jaiotza ospatu ondoren irailaren 9an, gipuzkoar guztion zaindari den
Ama ospatzeko: Arantzazuko gure Andre Maria.
Ondo
dakigu ez dela “Ama Birjina” bat besterik: Nazareteko Maria, Jaunaren Ama.
Amaren izen asko, ospakizun asko izatea ez da Jesusek gurutzetik emandako
eginkizunari erantzun nahiaren agerpena besterik: “Horra hor zure semea!”;
baita Amarenganako gure maitasuna adierazteko modua ere, Jesusek ikasle
maiteari esandako hitzei erantzunez: “Horra hor zure Ama!”.
Arantzazuko
Andre Mariak, Jesusen ama eta gure ama denak, gure herriaren historian parte
hartzen du, baita gure familien historian eta gutako bakoitzarenean ere
Jainkoaganako gure erromesaldian. “Espirituzko ezkontza” baten amandre dugu:
Jainkoaren eta gizakiaren, Jainkoaren eta gizadi osoaren arteko batasunaren
amandre, babesle.
2017.
urtean Maria Fatiman (Portugalen) agertu zeneko mendeurrena ospatzen ari gara;
1917an gertatu zen hori: Europa Gerra Handian murgildua eta Rusia Iraultzaren
hasieran, une historiko kritikoan hain zuzen ere. Jainkoa lagun, elizbarrutiko
erromesaldia izango dugu laster Fatimako Santutegira, historian agertzen duen
ama-babesaz jabetu eta bere amatasunaren leialtasuna bihotzez eskertzeko asmoz.
2017-2018
Pastoral Ikasturtea hastera goaz. Bertan egoera berri bati egokitu behar
dizkiogu egiturak eta bihotza; erronka dugu: soiltzeko, arazteko, heziteko,
saiatzeko, otoitz egiteko, bereizmena lantzeko… hitz batean, bihotz-berritzeko.
Komunioaren eta ebanjelizatzearen erronka bizitzeko erarik bikainena (egiazki,
era bakarra) geure bihotz-berritze pertsonala da. Badakigu egiturak aldatuz
Elizaren bizitza berritzeko gai izango garela pentsatzea inozokeria dela.
Egiazko aldaketak, Jesusek Ebanjelioan dioen moduan, barne-aldaketa izan behar
du, nagusiki. Axolagabekeria, erdipurdikokeria, itxaropenik eza garaitzea da
kontua, eta, bereziki, maitasunaren mirariari bihotza zabaltzea.
Hori
hala izanik ere, beharrezkoa da egituren egokitzapena ere, baita gure pastoral
irizpideei buruzko bereizmena edo dizernimentua egitea ere. Honela, ikasturte
honetan hau egitera goaz: Lehenengo, Elizbarrutia sei artziprestaldeetan
berregituratzea (13 ziren orain arte), eraginkorrago izatea da soiltze honen
helburua. Bigarren, Elizbarrutiko Pastoral Kontseilu berria eratzea datorren
bosturtealdirako, Elizbarrutiko kide guztien parte hartzea bultzatuz, dohain
eta karisma desberdinak guztien zerbitzura jarriz. Hirugarren, Elizbarrutiko
Pastoral Eredu berria prestatzea, lehendik dugun «Eliza Ebanjelioaren
Zerbitzura» izeneko dokumentua Frantzisko Aita Santuak «Evangelii Gaudium» agirian
adierazitakoekin aberastuz.
Gure
Elizbarrutiko bizitzak ordea, ortzemuga zabala du, gure mugak gainditzen
dituena. Izan ere, Aita Santua Kolonbiara egiten ari den bidaia apostolikoa
arretaz eta batasunean bizi dugu. Jakina nahiko genukeela Aita Santua gugana
etortzea eta San Joan Paulo II.ak egin zuen moduan Loiola edo gure lurraldeko
beste tokiren bat bisitatzea. Baina, ulertzen dugu eta pozik onartzen
Frantzisko Aita Santuak lehentasuna ematen diela munduko “periferiei”.
Frantzisko Aita Santua Kolonbiara joateak gogo honeko gizaki guztien bihotzean
dagoen bake-nahia ahuspotzen du; eta askatasun falta nozitzen duen Venezuelako
herriarekiko arreta ezaugarri ere bada.
Noski,
ez dezagun zalantzarik izan: gure espiritu-hazkunderako biderik
eraginkorrenetakoa bizitzaren eta munduaren periferietara bizkor gerturatzea
da, geu pobretzeko joera gaindituz, gure burbuila txikietan geratu gabe. Aita
Santuak dioen moduan “geure
erosotasunetik atera eta Ebanjelioaren argia behar duten periferietara joaten
ausartzea” da kontua (EG 20).
Meza
honetako otoitza Katalunian bizi duten egoera konpontzeko eskaintzera
gonbidatzen zaituztet. Bartzelonako Kardinal Artzapezpikuak bere asteroko
gutunean esandako hitzak ekarri nahi ditut gogora horretarako: “Betebehar publikoaren, guztion ongia eta
elkarbizitza kudeatzearen ardura dutenen alde ere otoitz egin dezagun. Elizak
herri honen zerbitzuan egon nahi du, eta beronen baitan justiziaren,
senidetasunaren eta batasunaren legami izan. Elkarte katolikoaren aurrean dudan
ardura pastoralean eta nire hitz apala gizarte guztiari irits dakiokeen gogoz,
elkarrizketaren eta ulermenaren, errespetuaren eta konfrontazio ezaren bidean
aurrera egitera eragin nahi dut, gure gizartea senidetasun, justicia, askatasun
eta bake esparru izan dadin lagunduz. Zentzu onak eta zuzenak eta
senide-jarreradunak izan nahiak gida gaitzala guztiok”.
Arantzazuko
Amak lagun diezagula guri eta gure familiei fedean, itxaropenean eta karitatean
leial irauten.
Informó: Rafael Hernández Urigüen. Textos facilitados por la Delegación de MCS del Obispado de Donostia-San Sebastián. Imágenes: Rafael Hernández Urigüen
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